La personalidad de la empresa

La personalidad de la empresa
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En la actualidad vivimos en un mundo en que todos corren, y pocos se detienen a pensar en su alrededor, fenómeno que ocurre frecuentemente en el mundo laboral, donde la mayoría de las personas se preocupan de llevar a cabo una acción con un fin en particular sin percatarse de lo que sucede en su entorno.

Hoy en día son las personas las que le dan vida a las organizaciones, aquellos que perfilan la identidad de la empresa, razón por la cual es sumamente importante tener en cuenta la cultura del lugar en el que se trabaja, pues esto también te permite identificar aquellos talentos que idealmente calzan con el perfil de tu organización.

¿Qué pasa cuando las personas que integran tu empresa no coinciden con la cultura que se quiere llevar a cabo?

En estos casos es importante cuestionarse el origen de la “cultura empresarial”, muchas veces la cultura intenta “imponerse” desde altos cargos y no desde quienes la componen, lo que es paradójico con la definición de cultura en si misma; conocida como el “Conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc.” Cabe destacar que la cultura caracteriza a un grupo de seres humanos, por lo que cuando las personas no se identifican con el resto de sus compañeros en una u otra forma dentro de una empresa hay algo que puede estar haciendo ruido.

No hay respuesta correcta para conformar la cultura de una organización, sin embargo, existe una manera de buscar la manera de encontrar un punto en común dentro de las personas que la conforman: personificando la empresa. Preguntándoles uno a uno a los colaboradores ¿Si tu empresa fuese una persona, cual sería su personalidad? Me atrevo a decir que van a encontrar más de una similitud dentro de sus respuestas, y cuando existan diferencias sustanciales, vale la pena cuestionarse que es lo que los lleva a cada uno a tener percepciones diferentes. Esto último permite no solo entender lo que percibe cada uno respecto al lugar donde trabaja, sino también entender las razones de dicha percepción y dialogar en torno a ese tema.

Finalmente, logramos no solo detenernos y concentrarnos en lo que sucede en nuestro alrededor, si no también desarrollamos la empatía e intentamos entender en mayor medida tanto el lugar en el que trabajamos como a las personas con las que nos relacionamos en el día a día.


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