El miedo escénico o miedo hablar en público está sobrevalorado, a tal punto, que tiene su propia definición en el diccionario de la real academia de la lengua española, bajo el término glosofobia, palabra que proviene de una combinación griega compuesta por: gloso que significa “lengua” y “fobos” que es miedo.
Desafortunadamente, nacemos con un alto convencimiento de que la autorrealización es consecuencia -o al menos un evento del que es prelatoria- la trascendencia o el reconocimiento (descritos en la famosa pirámide de Abraham Maslow).
Y es desde aquí, -que a mi juicio- parte el problema, pues querer hacerlo todo perfecto y en pro de satisfacer las expectativas de quien nos rodea, a veces hace que suframos de parálisis por análisis, procrastinando y huyendo de oportunidades como practicar y ejercer actos de conversación, socialización, exposición, etc.
Esta glosofobia de la que venimos conversando, afecta hasta a un 75% de la población, según un informe de la empresa de recursos humanos Adecco publicado en 2015 -y yo no estaría muy segura de que -7 años después- ese ratio haya variado mucho, pues pese a lo clara que ha sido en los medios de comunicación digitales y tradicionales, la imperativa necesidad de potenciar las habilidades socioemocionales que son de mayor demanda en las organizaciones del presente y del futuro que las propias habilidades técnicas, no son muchas las personas que hacen caso a esto y como siempre digo: parece un secreto de estado poder contar con estas herramientas que no nos enseñan en casa, el colegio, ni en la universidad-.
Algunas razones que generan miedo escénico en la mayoría de las personas son:
- Lo desconocido: Hacer algo por primera vez.
- Lo inseguro: No tener la preparación suficiente para hacer algo.
- La imagen: Qué dirán de mí.
- El ridículo: Cuántos imprevistos pueden ocurrir mientras lo hago.
Si vemos esto con detalle, al final del día todas desembocan en el mismo río, es decir, todas tienen que ver con la impresión que causamos en las otras personas. Y sí, es normal y hasta necesario cuidar nuestra imagen , porque no hay segunda oportunidad para dar una buena primera impresión, pero la buena noticia es que el miedo no es una emoción negativa, sino en mecanismo de alarma que te avisa que te prepares y que al ser gestionado debidamente, te acompaña a inyectar adrenalina en cada actividad comunicativa que tengas, porque te creo: hablar en público no es fácil, pero con práctica correcta y el adecuado empoderamiento no verbal, tus probabilidades de destacar en una entrevista laboral, una presentación académica o rendición corporativa se incrementan enormemente.
Si artistas con tanta fama mundial como: Adele, Robbie Williams, Harrison Ford, Hugh Grant, Bruce Willis, Nicole Kidman, Reese Whitherspoon e incluso Julia Roberts - y quién sabe cuántos más- han confesado sufrir de miedo escénico y aún a pesar de ello, han trascendido y triunfado en sus distintos ámbitos, imagina toda la esperanza que tienes tú en poder gestionar ese temor a la hora de hablar en público, con la preparación y estructura necesaria para derribar esa barrera que sólo tus creencias han levantado y que no te dejan fluir y conectar con tu entorno para opinar, proponer, debatir, argumentar y solucionar situaciones.
Y precisamente porque nos apasiona seguir contribuyendo a tu crecimiento personal y profesional y estoy segura de que detrás tus miedos se esconde el éxito profesional de tus sueños, no quiero despedirme sin extenderte la invitación a participar en nuestro taller: "Desenmascarando al síndrome del impostor", que se estará ejecutando este jueves 27 de octubre desde las 19 hasta las 21:30 horas a través de zoom y en el que sin lugar a dudas podrás: Develar técnicas sencillas e infalibles para gestionar y enfrentar los desafíos mentales y emocionales a la hora de hablar en público en una entrevista o entorno laboral, para ganar y proyectar mayor confianza y seguridad. Para mayor información ingresa a: www.consultoramibusqueda.cl.